martes, 10 de marzo de 2015

He venido para decirte que


Te quiero sin querer.
Y es normal que no sepas si eso es bueno o malo. Yo tampoco.

Que no hace falta pensar dos veces para darse cuenta de que necesito un freno de mano, porque se me da demasiado bien eso de no sentir y creer que el resto toma el mismo rol.
Me niego a dedicar tiempo, porque el tiempo amigo, siempre se escapa.

Y eres el que me hace fruncir el ceño por no tenerte, pero curiosamente el olor del tabaco me genera ese mismo sentimiento, no eres gran cosa.



Pero al final me gustaría verte en blanco y negro, mandar el cromatismo hacia el mayor precipicio y pensar que el frío es psicológico porque contigo ha desaparecido.

Este es un simple intercambio de bienes, tú vienes, y si no me canso, no me voy.

Te molestaría saber la de veces que no te he mirado intentando encontrarte.
Y no es coincidencia que me tropiece cuando estás a menos de dos metros de distancia.

Así que sí, he venido para decirte que, sin querer te quiero, o te quiero sin querer. 
Qué ironía. O qué trágico.
Lo único en claro es que no pienso beber ni un trago del veneno que vas vendiendo, porque confío en que con el paso del tiempo, me vaya resistiendo.

Enciende el mechero, que preparo el extintor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios siempre equivalen a una sonrisa, ¿te atreves?