jueves, 26 de junio de 2014

En embankment toca despedirse


A veces cuando desvías de tu trayecto y simplemente subes unas escaleras  descubres que nada es coincidencia y mucho menos cuando tu escenario es Londres, un paseo simple y tampoco fue tanto el tiempo que estuvimos ahí, pero os aseguro que el resultado, tanto para la memoria como para presumir después de imágenes fue impresionante. Me declaro muy fan del cielo londinense de ese instante, no exagero, en las fotos no hay nada editado, era así de precioso y único.



Ahora que ya he vuelto a territorio español echo de vez en cuando instantes así, porque siempre impresiona más tener algo único en un sitio popular que algo único en un espacio no tan conocido, no sé, cosas mías.
Así que quería conservar estas fotos y compartirlas con quien sea que me lea porque, al fin y al cabo, son algo importante de mí y no desearía por nada del mundo olvidarlo. En Inglaterra han habido momentos realmente mágicos y este es uno de muchos sin duda alguna. Ay, este pobre corazón mío, que poco dice, pero bien recuerda y por las noches me llora. Me gusta pensar que el haber vivido en Londres nos ha hecho amigos definitivamente, una amistad de la que no me arrepiento en ningún momento.
Y todo esto, todas estas experiencias, estaba yo decidiendo hace un año aproximadamente...
Ojalá hubiese podido enviar un mini mensaje a la Yol de aquellos meses, con consejos y buenas vibraciones. Pero supongo que sin eso no hubiese acabado donde estoy ahora, cosa de la que no me quejo, en absoluto. Estoy agradecida a Londres, a sus relojes, ríos, calles y población más que variada por todo lo aprendido y lo que es mejor... todo lo emprendido.

Aquí y ahora estoy delante de otra nueva etapa, con menos miedo porque no me enfrento sola en cierto modo, pero bueno, aún no ha ocurrido y ya la quiero con locura, así que no quiero dejar en segundo plato a esta ciudad.

Londres, gracias. Nos vemos pronto.


Y a todos los que os habéis ido añadiendo a mí durante el trayecto... ¡GRACIAS TAMBIÉN! 
No os hacéis a la idea de lo divertido que está siendo esto. Mis ganas de abrazaros cada día aumentan más. Todavía no me creo que cosas tan pequeñas como un teclado y mi modesta pantalla hayan abierto puertas tan grandes como la que tengo delante y llena de incertidumbre empiezo a abrir. 
Como he dicho antes, afortunadamente, no estoy sola, para bien o para mal. 
Así que.. chicos, ¿os unís a mi aventura? 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios siempre equivalen a una sonrisa, ¿te atreves?