Últimamente me doy cuenta de que hay días que uno debe regalarse, donde quieres descansar en casita, frente la ordenador, con tu manta y tu little snack. No debes preocuparte por mucho, te olvidas de tu peinado o del qué me pongo, duermes hasta las tantas, pones música y simplemente estás de relax. Esos días son sólo para ti y para aquel que quiera hablarte por skype, hay calma si tú la buscas. Días donde te planteas mil y una cosas y a la vez ninguna, puede que incluso te pongas nuevas metas, propósitos que en ese momento estás más que dispuesta a cumplir. Cambiar las cosas de tu cuarto, mirar en internet la nueva temporada de tu tienda favorita, ver una película y terminar con un baño a la luz de las velas.
Eres invisible y no supone un problema, desconectas en la orilla de la marea... y no hay nada mejor que eso.
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