Espacio "A mí me ha pasado"

Hoy la verdad es que ha sido una tarde de lo más ajetreada y finalmente he ido al spa que más me gusta para desconectar un poco con el exterior. ¿Y cuál ha sido mi sorpresa?
Además de algún que otro fallo técnico en la piscina me he encontrado con un grupo de críos, vale, todos tenemos derecho a relajarnos, pero como esperaba esos niños ahí estaban, chillando, tirándose de bomba salpicando a más de una mirada con odio. La verdad es que yo también me he sentido molesta, no con los niños, porque les entendía, pero sí con sus madres, ¿ que qué hacían? En la piscina exterior dejando al resto de spa-adictos de niñeras... Es una anécdota sin más, pero desde luego, un tanto desagradable y más si tu única intención es relajarte mientras recibes un masaje en el agua, afortunadamente en uno de esos errores técnicos, donde todas las máquinas se desconectaban, se han marchado y entonces ha sido cuando ha empezado mi placer. Y estando en una tumbona sumergida he visto algo que me ha hecho mucha gracia, además de a los musculitos que se veían por los cristales, algo que te alegra bastante, he de decir, he observado la fina línea que hay entre lo romántico y lo ridículo cuando estás en pareja y creerme... no eran celos, si no que de verdad, desde aquí una llamada a esas parejas que van juntos al spa: nadar abrazados está bien durante unos minutos de ternura, pero moverse constantemente pegada a la espalda de tu novio... carece de glamour.

¿Te ha pasado algo así a ti también? Este espacio está creado para eso, pequeños relatos de anécdotas molestas, un grito a la nada, para desahogarnos un poco contra el mundo. ¿Aportas tu historia?